martes, 25 de noviembre de 2014

ESPARTA


En esta maravillosa y ultima ruta, conoceremos Esparta desde el siglo 7ac hasta su derrota contra Tebas en 398ac. Recorreremos toda la península del Peloponeso, en búsqueda de los acontecimientos históricos mas significativos de este pueblo guerrero. 



     En el siglo 7 a.c. Grecia estaba compuesta por una multitud de Ciudades-Estado. Aunque compartían elementos muy importantes como la lengua, las creencias y grandes rasgos culturales, cada una de ellas era autónoma en aspectos como la política, tanto interna como externa, la economía y las leyes que regían cada una de estas Polis. Una de estas ciudades estado, instalada en el Sur-Oeste del Peloponeso era la ciudad de Esparta: ciudad que se ha convertido en símbolo de una serie de valores muy precisos, así como de una forma de gobierno y política exterior que pretendemos entender en este trabajo. Incluso hoy en día, Esparta sigue inspirando a personas del mundo entero, y los valores espartanos se siguen profesando en diferentes ámbitos.
Veremos entonces en una primera parte como se formó la ciudad de Esparta y en que fundó su poder, después veremos la formación de la liga del Peloponeso  y el alcance de ésta, en oposición a la liga de Delos.
En una tercera parte analizaremos las dos guerras Médicas y las consecuencias de la victoria Helénica contra los Medos. Finalmente en una cuarta parte analizaremos la guerra del Peloponeso y como la política Lacedemonia después de este conflicto desencadenó un desequilibrio en su sistema político relegando a Esparta a un segundo plano dentro del mundo de las Polis griegas.
Es importante aclarar en este punto que la mayoría de las fuentes historiográficas que tenemos sobre Esparta son relatos hechos por extranjeros, los lacedemonios no dejaron prácticamente ninguna fuente ni registro, así como tampoco elementos arqueológicos suficientes que nos permitan hacernos una idea empírica de cómo eran en realidad.
Como diría Tucidides[1]: “las generaciones futuras verán a Atenas diez veces mayor de lo que fue, y a Esparta diez veces menor”.

     Cuenta la leyenda que el rey Lacedemón, después de conquistar el territorio de Laconia, nombró a su capital Esparta, en homenaje a su reina, del mismo nombre.


      Empezaremos nuestro viaje en el siglo VII a.c , periodo de suma importancia para los lacedemonios, ya que fue en este siglo donde el sistema espartano empezó a convertirse en el modelo en el que posteriormente se convertiría.
Hasta este punto de la historia, Esparta, como todas las Ciudades-Estado helénicas, poseía una riqueza cultural inmensa: conservamos de este periodo vasijas de barro, bronce, oro, así como textos y relatos que describen una sociedad griega semejante a sus vecinas.
     Un evento histórico cambiaría radicalmente a la sociedad espartana.
Fuentes arqueológicas nos dan pistas sobre una gran explosión demográfica que tuvo lugar en el siglo VII a.c.
     Esto llevó a los espartanos a invadir a sus vecinos de Mesenia, una población Dórica que vivía en un territorio de aproximadamente 8 000Km2, rico en hierro y en terrenos fértiles (destacan los famosos olivos de Kalamata, de los que se extraía uno de los aceites más codiciados de toda la Antigüedad).
Esto llevó a Las Guerras de Mesenia.
Leónidas en las Termópilas, deJacques-Louis David, 1814, Museo del Louvre.
Los Mesenios habían perfeccionado un estilo de lucha muy innovador para la época. Sus soldados, equipados con lanzas de dos metros y escudos de 90cmts formaban un muro de picas que avanzaba contundente sobre los campos de batalla. Los Lacedemonios rápidamente adoptaron estas mismas tácticas y las perfeccionaron hasta el punto de vencer a los Mesenios, población que los superaba en una proporción de 6 a 1.
Con esta victoria Esparta se convertía en la Polis griega más grande y encontró en el pueblo dórico una fuente de mano de obra casi ilimitada.
Otra leyenda afirma que un rey espartano, Licurgo, viajó por todo el mundo durante más de 20 años analizando las diferentes formas de gobierno. Cuando volvió a Esparta inventó un sistema de gobierno, la RETRA, nunca antes visto y que se convertiría en el modelo Espartano.


     A la cabeza del estado había dos reyes. Esta biarquía no tiene comparación en el mundo antiguo y existen dos posibles explicaciones: la primera es el nacimiento de gemelos en el seno de la familia real espartana. La segunda es un equilibrio de poder entre dos familias poderosas para evitar conflictos internos.
Según  Jenofonte[2], en La Constitución de los Lacedemonios , Licurgo dividió todo el territorio espartano en 10 000 lotes de tierra en teoría iguales. A cada lote de tierra se le asignó un grupo de Ilotas (esclavos mesenios pertenecientes a la Polis, encargados de labores agrícolas, estos superaban a la población espartanos en una proporción de 10 a 1). Cada uno de estos lotes se le asignaba a un HOMOIOI (en griego: Iguales). Aunque este lo administraba, no trabajaba en él. Esto le permitía dedicarse de lleno al entrenamiento militar.
Aparte de los 10 000 HOMOIOI, y los ilotas, el resto de la población de Esparta, los PERIOIOI (o gente que rodea”) estaba constituido por mujeres espartanas y niños.
Las mujeres tenían un rol fundamental en la sociedad, no solo porque daban a luz, sino porque eran las responsables de gran parte de la educación temprana de los niños. Aunque las mujeres en Grecia estaban relegadas a un rango secundario, algunas fuentes aseguran que las mujeres espartanas jugaban un papel importante en la sociedad.
Esto se debía en gran parte a la falta de hombres en tiempos de guerra.
     Como nos cuenta Plutarco[3]en La Vida de Licurgo, las mujeres practicaban ejercicios físicos y se preparaban hasta cierto punto en el arte de la guerra.
El único medio que tenía un espartano para que su nombre quedara grabado en el epitafio de su tumba era muriendo en combate, motivo de gran orgullo; para que una mujer inscribiera el suyo debía morir dando a luz.
Citando de nuevo a Plutarco: así, a ellas era a quienes estaba bien el hablar y pensar como de Gorgo, mujer de Leónidas, se refiere, porque diciéndole, a lo que parece, una forastera: “¿Cómo vosotras solas las Espartanas domináis a los hombres?” “También nosotras solas- le respondió- parimos hombres”. Plutarco, La vida de Licurgo, 14.
     Tenían también fama de ser las mujeres más hermosas de toda Grecia (cabe recordar que Helena de Troya era espartana según la leyenda Homérica).
Por otro lado nos cuenta Jenofonte, que al nacer los niños y niñas eran minuciosamente inspeccionados en busca de cualquier defecto. En caso de encontrar alguno, estos eran abandonados en las montañas cercanas a Esparta para que murieran. Aunque no existe ninguna prueba arqueológica de este hecho, ha sido retomado por infinidad de autores a lo largo de la historia. Lo que si es cierto era la obsesión de los espartanos por perfeccionar a los ciudadanos de su Polis: se sabe por ejemplo que un hombre espartano podía permitir a otro que consideraba más apto, que mantuviera relaciones con su mujer, para asegurar una mejor descendencia”.
     Al cumplir los 7 años, los niños eran separados de sus familias y entraban a la Agogé: este sistema de educación estaba otorgada por el estado a todos los hijos de ciudadano. El objetivo de este sistema era crear a los mejores soldados del mundo, haciéndolos resistentes al dolor, al sufrimiento y a las dificultades. Los castigos eran severos, la alimentación insuficiente (para incitar a los niños a robar). De esta forma los jóvenes Lacedemonios crecían en condiciones que los preparaban para convertirse en lo que a la mayoría de edad se esperaba de ellos: un cuerpo de guerreros sumamente entrenados, obedientes y eficaces.
Al final de la Agogé, cuando los jóvenes tenían entre 18 y 19 años, participaban en la Criptia. Esta consistía en llevar a cabo una guerra secreta contra los Ilotas. Estos últimos sufrían ataques permanentes por parte de los jóvenes Lacónicos, solo con el objetivo de mantener aterrorizada y al margen una población de esclavos ampliamente superior en número.
Otro factor importante de la educación de  los jóvenes era el sistema de Erasmo: desde temprana edad (14 años aproximadamente) los jóvenes eran encomendados a un HOMOIOI. Este debía integrarlos al mundo adulto, a sus prácticas y costumbres. La relación que estos dos individuos forjaban era muy estrecha y se mantenía a lo largo de la vida de ambos. Aun hoy en día se discute si estas relaciones pasaban del mero plano afectivo. Algunos autores de la antigüedad como Aristóteles[4] en La Constitución de los Atenienses, aseguran que jóvenes y adultos mantenían relaciones sexuales consentidas por ambos, lo que estrechaba aún más sus lazos.
Los HOMOIOI pasaban la mayoría del tiempo en su SUSCITA: estos eran grupos de unos 15 individuos que entrenaban, comían y dormían juntos. En la guerra, estos mismos individuos peleaban codo con codo. Los vínculos eran muy estrechos lo que favorecía a los lacedemonios en el plano bélico.

     El  estilo de vida acuartelado dejaba poco espacio para las relaciones maritales.
En efecto los hombres espartanos pasaban muy poco tiempo con sus esposas. Los encuentros furtivos tenían la intención casi única de procrear futuros espartanos.
Los esposos debían entrar a hurtadillas para mantener relaciones con su compañera. Según Licurgo esto mantenía siempre encendida la llama del deseo.    
Debido a esto se especula también hoy en día si las mujeres espartanas mantenían o no relaciones homosexuales debido a la larga ausencia de los hombres.

     Este sistema social tan complejo se mantuvo inalterado durante muchos siglos, pero para lograr esto, la sociedad Lacedemonia tuvo que sacrificar características muy importantes como sus artes, sus escritos y cualquier otra actividad que promoviera el libre pensamiento y el individualismo; todo esto con el único objetivo de centrarse en la guerra.

     Cuando se piensa en Esparta se piensa en una serie de valores únicos tales como el sacrificio, la lealtad, la entrega, el desinterés personal por el bien común.
Estos valores son el resultado de una sociedad enfocada casi exclusivamente en la guerra.

     En los años 490 a.c la liga del Peloponeso, comandada por Atenas, llevó a cabo una campaña expansionista en territorios del Helesponto (actualmente estrechos de Dardanelos y Bósforo, que comunican el Mediterráneo con el Mar Negro y muy importantes geoestratégicamente), bajo influencia del gran imperio Persa.
Los persas, comandados por su rey, Darío deciden en el año 490 invadir Grecia para librarse de los atenienses.
En esta guerra los helenos obtienen una importante victoria en Maratón, pero los espartanos no participan en esta batalla debido a una festividad religiosa, lo que afectó la imagen de la Polis e hizo crecer la de los atenienses.
Diez años después, el hijo de Darío, Xerxes, decidió invadir Grecia con un ejército mayor que el de su padre.
Según Heródoto[5] en Historias el ejército Medo estaba compuesto por más de dos millones de hombres. Aunque fuentes modernas nos hablan de unos 80 000 soldados, sigue siendo un ejército ampliamente superior al griego.

Los soldados persas, poco equipados y ligeros que les permitían llevar a cabo grandes maniobras en terreno abierto, se vieron enfrentados en terrenos escabrosos a la pesada infantería griega. La base de esta era el Hoplita, soldado de infantería pesada equipado con un Hoplón (de donde deriva su nombre): un escudo de bronce de 91cmts que llevaba en su mano izquierda. En el caso de Esparta todos los escudos estaban marcados con la letra LAMDA, señal inconfundible de que los lacedemonios estaban en el campo de batalla.
Aparte de este gran escudo, los soldados griegos llevaban canilleras y cotas de bronce, así como un casco integral que protegía la totalidad de la cabeza y el cuello.
El arma principal era una lanza con punta de bronce de unos dos metros, y una espada para combate cerrado. Al formarse en falange el muro de picas y escudos era casi impenetrable para cualquier infantería poco equipada.
Cabe precisar que el lugar más peligroso de la falange era el hombre que se encontraba a la derecha en la primera fila, ya que nadie podía proteger su flanco derecho, esta era siempre la posición que tomaba el rey de Esparta para darle ejemplo a sus hombres.


     En el 480 los barcos Persas llegan a Grecia y avanzan hacia el interior de la península del Peloponeso. Los Atenienses se preparan para lo peor e intentan desesperadamente reunir un ejército con Hoplitas de todo Grecia, pero una vez más, debido a las festividades religiosas, los espartanos se niegan a participar inmediatamente.
El rey de Esparta, Leónidas, es consciente de la importancia de participar lo antes posible con sus tropas.
Se dirige a consultar el Oráculo de Delfos, y este, después de tomar varias veces partido por los persas, le dice que la única forma en que Esparta puede salvarse es gracias al sacrificio de un rey espartano.[6]
Muy consciente de su destino Leónidas viola las leyes espartanas y carga con su guardia personal de 300 HOMOIOI hacia el norte del Peloponeso.
Decide enfrentar al ejército Persa en un estrecho lugar de no más de 200mts, flanqueado por el mar a la derecha y montañas a la izquierda: las termopilas.
Los 300 espartanos y 7000 aliados griegos, especialmente de la cercana Platea, libran batalla contra el grueso del ejército persa, causándoles en 3 días innumerables bajas.
En la mañana del tercer día, y viéndose rodeado por los Medos, Leónidas ordena la retirada de sus aliados y se enfrenta hasta el último de sus hombres para defender el paso.
Aunque la fuerza espartana fue aniquilada, le dio tiempo a los griegos para organizarse y afectó de forma definitiva la moral Persa.
Después de una importante victoria naval de los aliados griegos en Salamina, los últimos remanentes del ejército persa son eliminados en la Batalla de Platea, en la que los griegos estaban liderados por Pausanías[7], regente espartano que sucedió a Leónidas.
Libres del peligro Medo, cada polis griega se esfuerza por reafirmar sus propios intereses. Los espartanos se mantienen alejados del resto de Grecia, mientras Atenas, guiada por uno de sus personajes más celebres: Pericles, empieza una campaña de expansión por el mar Egeo donde los otrora omnipotentes barcos de Xerxes han dejado de ser una amenaza. Atenas intenta instaurar democracias en las ciudades que la orbitan, pero los Lacedemonios ven esto como algo riesgoso, ya que ven a las democracias como regímenes propensos a la inestabilidad, a la guerra y a la oligarquía.
Atenas, a la cabeza de la liga de Delos, cobra a sus aliados un  importante tributo, con el fin de mantener a su flota, lo que crea el descontento de muchos de ellos.
La liga del Peloponeso, comandada por Esparta, ve su rol amenazado por el creciente poder ateniense y por sus intenciones expansionistas.

Esparta y sus aliados deciden actuar en el 460 a.c. de la forma en la que mejor saben hacerlo: declaran la guerra a los atenienses y marchan sobre Ática.
Los atenienses, reacios a entablar combate contra el aterrador muro de bronce estampado con Lambdas, deciden protegerse detrás de sus robustas murallas. El plan de Pericles funciona por algunos años: Atenas hace que toda su población se esconda detrás de sus murallas, mientras se aprovisiona gracias a su flota. Mientras tanto  los espartanos queman campos y edificios en todo el territorio ateniense.
En el año 430, debido a la sobrepoblación y a las condiciones sanitarias, una plaga afecta a la ciudad de Atenas. Gran parte de sus pobladores mueren incluyendo a Pericles.
Esto le da a Esparta la ventaja que necesitaba y finalmente gana la guerra, instaurando regímenes pro-espartanos en las diferentes Polis.  Pero la falta de irradiación cultural se empieza a notar en la dificultad de mantener estos regímenes a flote.
     Al mismo tiempo, ajena a la guerra entre Esparta y Atenas, Tebas, una ciudad en Beocia, al norte del Ática, empieza a ganar más y más poder. Después de la derrota ateniense a manos lacónicas, los tebanos buscan surgir como nueva potencia helénica.
     Los lacedemonios tienen la intención de seguir implantando regímenes favorables en Grecia, mientras en Tebas se instaura en el año 398 una democracia. Fieles a su política extranjera los espartanos deciden invadir Beocia.
Esto lleva a las dos ciudades a una serie de conflictos que terminarían finalmente en el año 371 con la victoria tebana en Leuctra, y posteriormente en el 362 otra victoria de los Boecianos en Mantiea, donde se rompería definitivamente el mito de invencibilidad espartana y por primera vez en más de 600 años el territorio de Laconia se ve ocupado por una fuerza extranjera.

     Después de esto Esparta se vería relegada a un segundo plano en la política helénica. Su incapacidad de influir profundamente en los territorios ocupados, limitándose solo al plano militar causaría al final su derrota.
Los HOMOIOI descendieron hasta alcanzar en el año 350 únicamente unos 1000 hombres.
     Tebas liberó a los Ilotas rompiendo totalmente el modelo de Licurgo y creando una ciudad estado que competía con Esparta dentro del Peloponeso.
Esparta se convirtió en una ciudad museo, donde, bajo el peso de su increíble historia, viajeros del mundo entero se paseaban para entretenerse con su particular estilo de vida.
     Vemos entonces que a pesar de su increíble historia y de la admiración de sus contemporáneos, Esparta es un modelo que se mantuvo estable durante cientos de años, pero únicamente gracias a su hermetismo y desconfianza en el mundo exterior. Al final, fue esta actitud la que los llevó a su fracaso. Las ciudades que las rodeaban y contra las que competía avanzaron política, social y militarmente hasta el punto en que los lacedemonios se vieron relegados a un segundo plano y una nueva página de la historia helénica comenzó a escribirse.
Hoy en día se recuerda a Esparta por el sacrificio, el valor el desinterés y la habilidad bélica, pero otros aspectos de su historia que ya hemos visto son menos conocidos.












Bibliografía

Jenofonte, La constitución de los Lacedemonios

Aristóteles, la constitución de los atenienses

Heródoto, Historias

Tucidides: Historia de la guerra del Peloponeso

Homero, La Ilíada y la odisea

Plutarco, Vidas paralelas de los hombres ilustres: la vida de licurgo

Polibio, Historia universal de los pueblos mediterráneos



[1] Tucidides: historiador ateniense del siglo V a.c. Su obra principal es Historia de  la Guerra del Peloponeso. Donde estudia el conflicto entre Atenas y Esparta.
[2] Jenofonte: (Atenas c.a 431 a.c – 354 a.c.): fue un escritor, político, filósofo y estratega Ateniense. Discípulo de Sócrates fue un gran admirador del régimen espartano. Uno de sus escritos: la constitución de los lacedemonios, nos describe la forma de gobierno lacedemonia. Cabe agregar que Jenofonte era pro-espartano y consideraba que su forma de gobierno debía ser un ejemplo para el resto de Grecia, esto lo llevo más adelante a promover el panhelenismo.

[3] Plutarco: (Beocia c.a 50-120) Historiador y biógrafo griego. Su obra principal vidas paralelas de los hombres ilustres comprar de forma paralela la vida de diferentes personajes griegos, con personajes de su tiempo, especialmente personajes Romanos.
[4] Aristóteles: (384ª a.c- 322 a.c) filósofo y científico macedonio, de sus más de 200 tratados sobre temas muy diversos solo nos han llegado 31. Uno de los hombres más brillantes de su época, fue escogido por Filipo de Macedonia para enseñar a su hijo, Alejandro Magno. Entre sus obras principales destaca La constitución de los atenienses, obra en la que trata el sistema político y la vida en Atenas.
[5] Heródoto: (Alicarnaso 484-425 a.c) es considerado el padre de la Historia. Su obra maestra: HISTORIA, nos relata las guerras Médicas entre griegos y persas.
Heródoto da gran importancia a la verificación de sus fuentes y a corroborar sus historias por más de un elemento. Esta rigurosidad histórica, sin embargo, no evita que su punto de vista pan-helénico esté presente en su obra.
[6] Heródoto, Historia, libro 4.

[7] Pausanías es probablemente el espartano más polémico de su época, pero también es uno de los más fascinantes: después de conducir al ejército riego a la victoria en Platea, Pausanías  dirige un contingente griego a Asia Menor (actual Turquía) con el objetivo de luchar contra los persas en su territorio, pero la expedición fracasa y los espartanos pierden el interés. Pausanías es llamado a Esparta para rendir cuantas ya que se sospecha que ha conspirado con los Medos. En Esparta es absuelto, pero este decide huir hacia Atenas en busca de refugio ya que su situación en su propia ciudad era precaria. Después Pausanías pasaría a ayudar a los persas, y finalmente al final de su vida volvería a Esparta.